Mis hermanos, primos y amigos de la cuadra salíamos en bonche descalzos, en shorts y camisetas a explorar donde poder conseguir los mangos más verdes, porque entre más verdes mejor. En esa época no pediamos permiso a los dueños de las casas para entrar al patio y alcanzarlos, por el contrario la aventura consistia en robarlos, en encaramarnos en los techos, sacudír los arboles o a palazos tirarlos, para luego salir corriendo, evitando los ladridos de los perros y de los gritos de los dueños que nos llamaban "ladrones".
Con el correr de los años, los edificios remplazaron las casas, los arboles de mango se fueron desapareciendo y con ello la aventura de alcalzarlos y comerlos frescos. Hace unas semanas estuvimos en la casa de recreo en la isla de Barú, y los arboles del patio estaban cargados de mangos, a lo cual no me resisti y mis años de infancia revivi, tome un palo largo y alcancé los más verdes para prepararme una buena ensalada.
Muchos fueron los mangos que baje, que decidi preparar este delicioso dulce, el cual tan solo contiene azúcar y astillas de canela. La clave para obtener un sabor semidulce con un toque acido es que los mangos esten verdes como estos.
Tomar 6 a 8 mangos grandes verdes y pelarlos
Quitarles toda la carne y cortarlos en trozos.
Colocarlos en agua hirviendo al fogón, y cocinarlos durante 15 minutos.
Bajar del fogón, colar el agua y dejar escurir bien.
Pasar por la licuadora y licuar hasta obtener una pasta homogenea y lisa. Colocar en una olla al fogón con 1/2 taza de azúcar y 2-3 astillas de canela. Cocinar a fuego bajo durante 20 minutos, revolver con una cuchara de palo y apagar cuando el fondo de la olla se vea al revolver.
Dejar enfriar y servir. Puedes acompañarlo de queso blanco costeño o criollo!!!
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